Llegamos a Bangkok alrededor de las 5 de la mañana (1am hora de Estambul).
Nuestro primer vistazo de la ciudad fue borroso, ya que debido a la humedad la ventana del avión estaba empañada.
Agradable sorpresa fue enterarnos que recientemente Tailandia extendió el tiempo permitido de estancia para turistas de varios países de 30 a 60 días, incluido para España y Bélgica. Fue así como nos sellaron el pasaporte en migración con fecha de salida del 31 de Diciembre.
Al salir pudimos sentir el calor húmedo de la ciudad, aunque inmediatamente nos subimos al taxi (que llevaba aire acondicionado).
En el trayecto de casi 30 minutos pudimos constatar que los tailandeses son muy amables (tanto el taxista como la señora tailandesa que se sentó a lado de mi en el avión y que me dio su tarjeta de contacto por si necesitaba algo).
Llegamos al hotel, que está en un edificio recién remodelado en el centro, cerca de Chinatown. Nos duchamos y a dormir unas horas para intentar recuperarnos del viaje.
Nos despertamos a las 11:30am, todavía un poco cansados pero mejor.
Salimos a caminar y buscar comida. Caminamos por Chinatown y observamos los templos que había en cada esquina de la ciudad, así como la comida callejera, los olores, y la clara diferencia entre locales, turistas asiáticos y occidentales.
Nuestro primer día fue un poco complicado en tema de comida: no queríamos empezar directamente con comida tailandesa sino hacer una transición de manera progresiva… y fue difícil.
No hay muchos restaurantes con comida internacional, así que decidimos ir hacia el centro a uno que se llama Uncles & Friends que tenía más variedad comparado con los que hay en Chinatown.
Begüm comió un curry y yo una pasta con carne de Nueva Zelanda. Lo primero que pensé fue: esto ha de ser caro por ser tan exótico, aunque después caí en cuenta que Nueva Zelanda está más cerca de Tailandia que otros proveedores de carne como Argentina o Irlanda.
Durante el atardecer, caminamos un poco por el centro y notamos lo limpio que es y lo respetuosos que son los tailandeses con su ciudad.
Decidimos volver al hotel para descansar, mañana sería el día de conocer el verdadero Bangkok.

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