A la mañana siguiente, Begüm y yo bajamos a desayunar en el comedor del hotel.
Al entrar, nos recibieron varios Camboyanos sonrientes. Saludé a los dos españoles de Granada que había conocido el día anterior y que también estaban desayunando.
Pienso que la hospitalidad Tailandesa es excelente, pero la hospitalidad Camboyana simplemente es espectacular.
Todo el mundo se desvive por complacerte, lo dan todo de sí mismo para que los demás se sientan en casa y felices.
Si nuestro hotel era de 4 estrellas, me sentía en uno de 5 solo por eso.
Antes de ir a Angkor Wat, fuimos a conocer el Museo Nacional de Angkor para aprender la historia y tener una noción de lo que íbamos a ver.
El Museo tiene 3 pisos y contiene un salón con muchas estatuas de Buda encontradas en las varias ruinas de Camboya.
Aprendes acerca del pasado budista e hinduista de Angkor Wat, y te cuentan algunas historias como la del nâga (serpiente cobra) que protegió a Buda cuando este estaba meditando debajo del árbol del bodhi (árbol debajo del cual Buda descubrió el Nirvana) y empezó a caer un diluvio.
También aprendes la historia sobre Ganesha, nuestro Dios hinduista favorito ya que caracteriza a un elefante de manera humana. Y representa los nuevos comienzos, la sabiduría, la buena suerte, y también se le conoce como el que remueve obstáculos.
Mientras Begüm y yo leíamos, de repente se hizo la oscuridad. Todas las luces del museo se apagaron.
Encendimos las lamparas de nuestros teléfonos e intercambiamos miradas de extrañeza con otro turista Italiano que estaba en la misma sala.
Después de un par de minutos empezamos a ver luces que venían de las lámparas de los guardias de seguridad que venían a guiarnos hacia la salida más próxima.
Si no hubiésemos tenido nuestros teléfonos, hubiera sido oscuridad total por que no habían luces de emergencia.
En nuestra habitación del hotel en Phnom Penh habíamos visto lámparas de mano en las mesas de cama, pero no sabíamos su propósito. Me habían parecido un adorno sin mucho sentido.
Al parecer, en Camboya son usuales los apagones ya que la infraestructura eléctrica no está muy desarrollada.
El guardia de seguridad nos dijo que suelen durar un par de minutos, aunque este duró entre 10 y 20 minutos.
Begüm y yo esperamos y en algún momento la luz volvió, y terminamos de ver el museo.
El viajar te expone a experiencias únicas que te llevas para toda la vida, y también te hace agradecer muchas cosas que solemos dar por sentadas.
Como la electricidad, o el agua limpia. Y a pesar de ello, cada mañana los Camboyanos tienen una sonrisa que te contagia y te llena de buena onda.

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