Angkor Wat, parte 2

Después de pasar nuestra prueba culinaria en el restaurante en Angkor Wat, Ti Wir nos llevó al siguiente templo.

Ta Prohm es conocido por ser el templo que aparece en la película de Tomb Raider con Angelina Jolie de 2001, una película bastante ‘milenial’.

Su peculiaridad es que sobre el templo ha crecido un árbol enorme y lo hace ver bastante imponente. El templo se encuentra en medio de la jungla, y te hace sentir literalmente un buscador de tesoros moderno.

Alrededor de las 5 de la tarde, ya algo cansados de tanto caminar, nuestro guía nos llevó hacia el hotel.

En algún momento del camino, Ti Wir nos pidió que por favor hiciéramos una parada con ‘algunos de sus amigos’ a quienes les daría mucho gusto conocernos y que no nos llevaría más de 10 minutos.

Ti Wir nos los dijo con la sonrisa más alegre que haya hecho en su vida y con mucha emoción, así que aceptamos aunque estuviésemos algo cansados.

Así fue como llegamos a una especie de bodega algo escondida a las afueras de la ciudad.

En cuanto llegamos, pude ver desde fuera que se ponía de pie -creo que hace tiempo que no veía a otras personas- y empezaba a encender las luces dentro del local.

Ti Wir nos presentó con su ‘amigo’ y este amigo nos empezó a mostrar lo que era una tienda con todas las cosas que a todo turista en Camboya le gustaría comprar: bufandas de seda, tapetes bordados a mano por gente local, estatuas de dioses hindúes y de Buda, joyas, y demás.

Su nombre no lo recuerdo bien, pero recuerdo que era de Cachemira en el norte de India y también recuerdo que es el mejor vendedor que haya conocido. Incluso me contó que una de sus películas favoritas era ‘Coco’ para ganar mi simpatía.

Nos intentó vender de todo, hasta nos prometió enviárnoslo todo en paquetería sin costo alguno. Pero creo que no contaba con que sus potenciales clientes tenían un presupuesto de mochileros.

Después de un rato, le dimos las gracias y nos retiramos.

—–

Al día siguiente, Ti Wir pasó por nosotros en un coche más grande que un tuk-tuk. Este día iríamos a los templos que están más alejados así que necesitaríamos un medio de transporte más acorde.

La noche anterior le habíamos pedido a la recepcionista que por favor organizara el día de un modo que pudiéramos volver para comer en la ciudad y no en Angkor Wat. No repetiríamos el mismo error esta vez.

Y fue así como Ti Wir nos llevó muy temprano a la zona más alejada de Angkor. Creo que hicimos 45 minutos de viaje, pasando por aldeas y viendo un poco la vida rural en Camboya.

Llegamos a Banteay Srei a eso de las 9 de la mañana.

Este es un templo que le llaman el ‘templo de las mujeres’ ya que está dedicado a la diosa hindú Shiva. Este templo tiene una de las decoraciones más detalladas en todo Angkor.

Una de las cosas que más me llamó la atención es que, al ser Angkor un sitio declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, cada templo está protegido por un país distinto.

Un explorador francés fue el primero que, alrededor de 1840, re-descubrió Angkor y convenció a Francia de invertir en su exploración.

Hoy en día puedes ver que cada templo está tutelado por Francia, Suiza, India, Noruega, entre muchos otros. Un gran ejemplo de cooperación internacional.

Después de recorrer los templos que nos tocaban este día, Ti Wir nos llevó de vuelta a la ciudad y pudimos comer en un restaurante que nos gustó mucho de comida Khmer.

Estábamos agotados pero increíblemente sorprendidos por la belleza de Angkor Wat.

El día siguiente lo habíamos reservado para descansar. Ibamos a estar en el hotel y salir solo para comer y cenar. Teníamos que estar listos para volar hacia Phuket en el sur de Tailandia al día siguiente.

La noche anterior a nuestro vuelo, tuve un pequeño accidente. Me corté mi dedo con un rastrillo buscando algo en mi mochila.

El corte era algo profundo y estaba sangrando mucho, así que Begüm fue a preguntar si el hotel tenía botiquín de primeros auxilios para ponerme una venda.

Cuando volvió, para mi sorpresa un trabajador había vuelto con ella ya que se había ofrecido a ayudar.

El chico se puso guantes, me desinfectó la herida y me puso vendas. Una muestra más de la hospitalidad Camboyana que nunca olvidaremos.

Deja un comentario