Phuket

Nuestro primer destino fue el centro histórico de la ciudad.

Después de saber sobre la mafia de taxistas, decidimos investigar los medios de transporte públicos que había y vimos que existen rutas de autobuses.

Contentos por nuestro descubrimiento, fuimos a la parada de autobuses.

En algún momento llegó un camión de carga modificado para llevar personas en la parte de atrás, muy al estilo transporte de caballos o vacas. Begüm y yo nos subimos con el resto de turistas que iban a bordo, pagamos el equivalente a 80 céntimos y empezamos nuestra travesía.

Debo confesar que el viaje fue refrescante ya que la parte de atrás en donde íbamos no tenía puertas ni ventanas, todo era abierto con asientos y tubos para sostenerte. Un medio de transporte muy Tailandés.

Al llegar al centro histórico, te teletransportas muchos años atrás y ves el Phuket original. Al haber sido fundada por portugueses, las casas coloniales son de muchos colores claros con influencia china.

El centro tiene muchos cafés modernos y restaurantes de comida regional (china, tailandesa, de Singapur…).

Incluso encontramos un café ambientado en Harry Potter que nos gustó mucho.

Creo que el centro de Phuket fue lo que más nos gustó de la ciudad por su oferta cultural, gastronómica y el tipo de turistas que hay.

Por otro lado, las playas de Phuket -a pesar de ser muy lindas- tienen turistas de todo tipo y dependiendo de la playa.

Por ejemplo, la playa de Kata es familiar y tranquila, mientras que la playa de Patong está orientada a un turista fiestero de baja calidad.

Los alrededores de Phuket son verdes y tropicales, aunque el turismo y el desarrollo han arrasado con muchas partes y ya se siente un ‘sobredesarrollo’ que a veces es abrumador.

Creo que Phuket -a pesar de tener el centro histórico y gran oferta de entretenimiento- ha sido el sitio que más nos ha decepcionado por el numero de turistas, los precios exorbitantes, y la dificultad para moverte por la ciudad sin pagar mucho dinero.

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