Ipoh: una ciudad extraña

A la 1pm teníamos el tren hacia Ipoh así que llegamos con tiempo de antelación a la estación de trenes en Penang.

Después de una hora y media estábamos en Ipoh, una ciudad pequeña pero que poco a poco empieza a recibir más turismo ya que en el año 2016 fue nombrada como la sexta mejor ciudad para visitar en Asia por Lonely Planet.

Su historia se remonta a finales de 1800 cuando descubrieron minas alrededor de la ciudad y muchos inmigrantes Hakka de China se asentaron para trabajar como mineros.

Mi primera impresión fue la de una ciudad vacía, no había gente en la calle. Se sentía muy extraño. 

Nuestro hotel se encontraba a 5 minutos caminando del centro, pero aún así se sentía solo.

Encontramos un café abierto y para mi sorpresa había una familia de españoles viajeros en la mesa de a lado de nosotros. Y digo para mi sorpresa por que no habíamos visto turistas en la ciudad hasta ahora.

Yo cené ‘lasi nemak’ que es el platillo típico malayo que consiste en arroz en salsa de coco, frijoles y pollo en una salsa picante. 

Lo segundo que notamos fue que en el centro había predominantemente más malayos de origen chino.

Y puedes ver la diferencia entre cada grupo: los de origen chino e indio son más emprendedores y son dueños de negocios. Los malayos musulmanes y de origen indio son más conservadores. Y de los tres, los chinos son los que se visten de manera más moderna y abierta.

A comparación de Penang que es una ciudad moderna, Ipoh parecía atrapada en el tiempo.

Al día siguiente, desayunamos el desayuno típico en la ciudad: huevos cocidos con pan tostado y ‘kaya’ (mermelada de coco), y café blanco. 

El café blanco es considerado uno de los mejores cafés del mundo y fue creado en Ipoh por los inmigrantes chinos. Básicamente al café normal se le añade leche condensada y eso lo hace dulce y espumoso. 

También es cuna del té medicinal chino Ho Yan Hor, que fue creado por un farmacéutico chino y ahora se vende por toda Asia gracias a sus beneficios para la salud. 

No pudimos no comprar varias cajas para beber durante el resto de nuestro viaje.

Del lado culinario no puedo dejar de mencionar el restaurante de ‘dumpings’ chinos al que fuimos y que es muy famoso entre los turistas chinos, ‘Yum Cha House.

Así también como el restaurante ‘Purple Tea Cane House’, una casa de té en donde todas las recetas de comida contienen algo de té: yo me comí una sopa de vegetales en té oolong. De postre pedimos gelatina de las 4 temporadas: té de jazmín, té verde, té oolong y té rosado.

Y para rematar, pude tomarme una cerveza en el bar más antiguo de Malasia, el ‘Sinhalese’. 

Ahí pude platicar con el dueño de nombre Alfred, quien atiende el bar desde los años 50s cuando sus padres, inmigrantes de Ceylón (hoy Sri Lanka), le dejaron el negocio familiar.

En general Ipoh nos gustó por su riqueza culinaria e histórica.

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