Bali es una de las muchas islas pertenecientes a Indonesia. Su clima tropical hace la isla sea una jungla llena de cascadas y campos de arroz.
Curiosamente, Bali es hindú, al contrario que el resto de Indonesia que es musulmán. Y lo puedes notar ya que la gente es de algún modo menos conservadora.
Venir a Bali siempre había sido el sueño de Begüm, así que de Singapur volamos el 14 de Marzo hasta aquí.
Aterrizamos en Denpasar, la capital de la isla.
Lo primero que notamos fue el tráfico: es una isla pequeña pero cada vez más sobrepoblada por el turismo y también por indonesios que emigran hasta aquí desde otras islas para buscar mejores oportunidades.
Nos hospedamos en Canggu, la zona donde viven los extranjeros y en donde nos habían recomendado algunos amigos.
La primera semana no pudimos salir mucho por varias razones: me dio un resfriado y un ciclón estaba pasando por la zona así que los vientos y la lluvia eran bastante fuertes.
En la segunda semana, fuimos a comer con mi amigo Oliver que es de Estonia y que había conocido en Bulgaria.
Con él pudimos ir a ver el atardecer en la playa, una de las mayores atracciones en Bali y lo cierto es que las nubes y el sol rojizo lo hacen todo un espectáculo.
También vimos a nuestros amigos Kieran y Emily de Reino Unido y pasamos una noche de fiesta en la playa.
Bali es el Cancún para los Australianos, así que casi todos los sitios de fiesta estaban abarrotados por Australianos.
En nuestra segunda semana, fuimos ir a Tanah Lot que es un templo hindú a un lado de la playa y que está hecho de roca volcánica, lo cual le da un toque diferente a otros templos en Asia.
Y lo que más nos gustó de nuestras dos primeras semanas en Bali: el masaje balines.
Nos gustó tanto que fuimos tres o cuatro veces. Sales como nuevo por diez euros.




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