Las tradiciones en Japón

En nuestro segundo día en Tokio, decidimos tomar un tour con un guía local para que nos diera una introducción a la cultura japonesa y a la ciudad.

De esa manera los siguientes días tendrían más sentido cultural e históricamente hablando.

El punto de encuentro era el barrio de Akibahara, un paraíso para los amantes del animé, los dibujos animados japoneses (¡me incluyo!).

Nuestro guía nos llevó por templos, nos explicó cómo orar a los Dioses en Japón, nos contó un poco sobre la historia del país, y nos llevó a un mercado con puestos de comida típicos en donde venden platillos con mariscos frescos -especialidad en Japón-.

Mientras nos contaba la historia de Japón, me llamó la atención su política de Sakoku, la cual consistió en cerrar al país a la influencia extranjera.

Esta política duró alrededor de 250 años y su principal objetivo fue bloquear la entrada al Cristinanismo. Los únicos que pudieron acceder a una isla japonesa durante este tiempo fueron los holandeses, ya que ellos se centraban única y exclusivamente en el comercio y no en misiones de evangelización.

Esta cerrazón a la influencia exterior explica en muchos aspectos el por qué las tradiciones japonesas son tan marcadas.

Los japoneses hoy en día se centran en la calidad y no en la cantidad: en Japón las modas que vemos en Occidente no se ven mucho. Ellos tienen su propia cultura y forma de vida.

El metro apenas empieza a adaptar el pago digital, el efectivo sigue reinando también en tiendas. ¿Por qué? Por que a los japoneses les funciona y nadie ha pedido cambiarlo.

Mientras que en el resto del mundo nos adaptamos a los turistas y a aprender inglés, los japoneses se centran en mejorar los servicios para sus propios ciudadanos.

Su mentalidad es: si los turistas quieren venir a Japón ellos se tienen que adaptar a nosotros y no de la otra forma. Lo cual me parece magnífico.

Es cierto que esta manera tan estricta de conservar las tradiciones puede tener sus aspectos negativos: la cultura laboral sigue siendo bastante jerarquizada y no existe un buen balance entre el trabajo y la vida privada.

De igual forma, la gente tiene que seguir las tradiciones a rajatabla, lo cual puede afectar la estabilidad mental.

Aunque creo que los aspectos positivos son muchos y debemos de aprender de Japón en cuanto a civismo.

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