Hace casi un mes empecé un nuevo trabajo en Gante, a unos 30 minutos en tren desde Bruselas.
He vuelto a Bélgica por muchos motivos, pero sobretodo por la familiaridad y la red de amigos que hemos construido en los últimos años.
Voy a la oficina los martes y jueves, y desde mi nuevo piso en Bruselas me toma poco más de una hora.
Al principio pensé que me costaría un poco, pero lo cierto es que lo disfruto mucho. Especialmente el trayecto en el tren, en donde pasamos praderas verdes y pueblos en medio de la campiña belga.
Este tiempo lo uso para meditar, pensar, e intentaré escribir más seguido aquí para reflejar todas esas ideas en notas desde el tren.

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